domingo, 2 de septiembre de 2007

Cuentos Chinos...

Como aqui en Caracas, la inseguridad es un invento mediatico, segun nuestro gordo e inepto alcalde Juan Barreto, quiero poner aqui dos cuentos chinos, creados por esos fabuladores, conocidos tambien como periodistas... quiero aclarar q todo lo presentado aqui pertenece a esa ficcion MUY, MUY REAL q pasamos dia a dia los que habitamos en este mundo de perros, y al que no le haya sucedido alguna vez, que levante la mano....

Los diez minutos más largos de la vida
Una luz roja, en realidad un rayo láser, le marcaba el entrecejo. De frente veía al hombre y su pistola, que le apuntaba. Una sensación de irrealidad se apoderó de él y como había visto tantas veces hacer en las películas, levantó las manos.
Era víctima de un asalto a mano armada y todo estaba por ocurrir. Pensó -una idea mal avenida para aquel momento- que parecía un film de vaqueros. Los segundos andaban despacio, como en cámara lenta.
"Vi que un carro se estacionó detrás de mí, pero no me pareció extraño, porque la casa es frecuentada por gente joven. Una persona me pasó por el lado y fue cuando vi cómo desenfundaba la pistola para apuntarme", señala Adán, la víctima. El momento de mayor terror tuvo lugar cuando le pidieron pasarse al puesto trasero. Allí, mientras el carro salió de El Cafetal, tomó la Principal de Caurimare y luego alcanzó Plaza Venezuela, sintió que su vida estaba en otras manos.
Entonces se enteró de que lo seguían desde hacía rato, porque buscaban una camioneta con esas características: Toyota 4Runner color azul. "Te salió tu número", le dijeron. Supo también que, desde antes de ser robada, su camioneta ya estaba vendida.
"No te preocupes, que no te vamos a dejar en un barrio para que no te pase nada", le dijeron, transmitiéndole alguna tranquilidad los dos hombres que lo asaltaban. Con buen vocabulario, hasta con educación, los asaltantes le preguntaron cosas prácticas -qué hacía, de dónde era, dónde vivía, si el vehículo tenía sistema satelital. Curiosamente la angustia descendía en la misma medida en que entablaba diálogo con los delincuentes. "Hasta me preguntaron si tenía dinero para tomar un taxi, me dieron mi celular, mi paraguas, la música que llevaba en el carro, mis lentes oscuros y mis llaves. Fueron sólo diez minutos, pero los más largos de mi vida. Me parecieron diez horas".
Como si se tratara de unos profesionales, los hombres le confesaron que tenían todo el día trabajando. Él les dijo que se moría del calor y prendieron el aire acondicionado.
"Cualquier día puede tocarle a uno" es la primera idea que ronda al escuchar el relato, en el que revela que es su primer encuentro de este tipo con el hampa.
Cada día, entre Chuao y Los Naranjos, tres personas se convierten en víctimas del robo de su vehículo en un evento que involucra uso de armas, cada vez´ más sofisticadas. El protagonista de esta historia, que prefiere mantener su nombre en el anonimato, pues aún lo persigue el fantasma del miedo, representa a muchas de estas víctimas, que para muchos sólo son cifras.
Lo dejaron en la avenida Libertador. Cuenta que pese a lo irregular de la situación, tuvo la precaución de abrir el paraguas antes de salir del carro, porque llovía torrencialmente. Sin mirar cómo su camioneta partía para siempre, tomó el primer taxi que pasó, y aún asustado, le contó al chofer por lo que había pasado. El taxista le confesó que a él también lo habían asaltado de manera similar hacía poco menos de seis meses. "Saliste bien, porque a mí me golpearon, me insultaron, me vejaron", le dijo. Le cobró un monto solidario, "en consideración".
Al día siguiente fue a poner la denuncia. "El policía que me atendió me dijo que robaban 30 vehículos diarios en Caracas y me explicó que el robo era más frecuente que el hurto, porque así los malandros se ahorran tener que desarmar los mecanismos de seguridad que tienen hoy en día los vehículos".
Le pidieron reconocer a sus victimarios, pero él afirma no recordar sus rostros. "Lo que más me impresionó es la naturalidad con la cual el policía me tomaba los datos, y no se sorprendía con nada. Me dijo que salí bien porque estaba vivo".

Gracias a Dios, solo fue en la nalga...
Le atacaron en el andén de la estación del metro de El Silencio porque se resistió a que le arrebataran el celular. Justo cuando salía del vagón y se disponía a llegar al túnel para hacer una transferencia, un joven lo interceptó e intentó quitarle el celular que llevaba. Pero (R), relató una fuente que prefirió no identificares, se resistió y justo en ese momento llegaron cinco cómplices del maleante que había abordado a (R).
Con un cuchillo lo hirieron en el glúteo y con un puñetazo le partieron la nariz. Funcionarios de Seguridad del metro, al verificar el problema por las cámaras, llegaron al andén a socorrer al joven.
Los seis antisociales -cuatro jóvenes y dos muchachas- quedaron detenidos. El joven fue trasladado por sus familiares, a quienes llamó de inmediato, hasta un centro asistencial... "sangraba mucho", indicó la fuente.

Asi q ya lo sabe, crea en los cuentos chinos....

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